No Hay Arroz en Malabo: ¿Y Qué Más Podría Pasar?

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Periódico de Guinea Ecuatorial

12/13/20244 min read

Papo: (Mirando fijamente el estante vacío) Nico, ¿tú crees que esto es una broma, verdad? ¡Ni un solo grano de arroz! Ni en el súper ni en las abacerías. Esto ya parece uno de esos reality shows donde te dejan sin comida y tienes que sobrevivir con lo que encuentres.

Nico: (Rascándose la cabeza) Hombre, Papo, si esto es un reality, yo quiero mi parte de los millones, porque estoy viviendo la pesadilla sin las cámaras. ¿Qué sigue, que nos quiten la yuca también? Porque si es así, mejor empiezo a practicar mi dieta de aire.

Papo: (Riendo) ¡Cállate! No es para tanto, aún hay plátano, ¿no? Solo que, bueno, ya ni hay aceite para freírlo y si lo hay cuesta 2.500 Francos el litro es decir, una decisión de vida o muerte es ahora comprar o no el aceite de oliva. Esto ya parece una especie de plaga bíblica, pero en lugar de langostas, lo que se llevan es el arroz .. y el aceite a buen precio.

Nico: (Suspirando) Te digo algo, Papo, cuando empecé a ver los memes de “No hay arroz”, pensé que era broma. Luego fui al súper, y ¿qué me encuentro? Un señor comprando latas de sardinas como si fueran la nueva criptomoneda. “Invierta en sardinas, que el arroz está más raro que un unicornio en Malabo.”

Papo: (Con una sonrisa sarcástica) Pues mira que hasta las sardinas han subido de precio. ¡Ahora ni arroz ni sardinas! Si seguimos así, vamos a terminar comiendo los chicles esos que venden en la gasolinera.

Nico: (Poniéndose serio) Y lo peor de todo es que nadie sabe qué está pasando. Vas a la tele, y es como si vivieran en otro país. “Todo está bien, sigan adelante.” Pero claro, no mencionan que ‘adelante’ es directo hacia la cocina vacía.

Papo: (Asintiendo) ¡Eso es! Nos tienen como en esos videojuegos donde tienes que sobrevivir el mayor tiempo posible con nada. Yo por lo menos tenía un paquete de fideos, pero ahora que no hay arroz, mi primo los descubrió y... digamos que fue un robo con todas las de la ley. No me quedó ni la bolsita del condimento.

Nico: (Riéndose) Bueno, mira el lado positivo. Si esto sigue así, al menos nos pondremos en forma. Siempre he querido perder unos kilos, solo que no pensé que sería a la fuerza.

Papo: (Con sarcasmo) Sí, claro, la dieta de la escasez. Pérdida de peso garantizada o tu dinero de vuelta. Solo que, ¿qué vas a hacer con el dinero si no hay nada que comprar y además es Franco cfa que solo existe en estos lares de África?

Nico: (Se ríe a carcajadas) Y pensar que en Navidad, todos estábamos preocupados por qué poníamos en la mesa. Ahora estamos como, “eh, si tienes algo, lo pones, y si no, pues nos miramos un rato.” ¡Menuda fiesta!

Papo: (Suspirando profundamente) Y todo esto pasa justo cuando decían que las cosas iban mejor. Como si alguien allá arriba estuviera diciendo, “Ah, ¿piensan que lo han visto todo? ¡Toma, aquí tienen una crisis de todo y sobre todo de arroz!”

Nico: (Con tono pensativo) ¿Te imaginas cómo serán las cosas en unas semanas? La gente va a estar traficando arroz como si fuera oro. “Te doy un kilo de arroz por un litro de gasolina.” Es más, apuesto que ya hay gente haciendo trueques raros en algún lugar. “Te cambio mi moto por una bolsa de arroz.” “¡Dos motos por arroz y aceite!”

Papo: (Con una sonrisa) A este ritmo, hasta las bodas van a cambiar. En lugar de pagar la dote con ganado o billetes calientes, la pagan con sacos de arroz. Y si es de grano largo, ¡ni te cuento! Ese ya es arroz de lujo.

Nico: (Imitando una voz de narrador de bodas) “Los novios intercambiaron votos y un saco de arroz Perfumado Basmati.” Luego tiran arroz, pero solo en fotos, porque nadie va a desperdiciar ni un grano.

Papo: (Riendo) Y luego viene la pregunta de siempre, ¿quién tiene la culpa de todo esto? Algunos dirán que es el gobierno, otros que son las empresas. Yo digo que es una conspiración de ´´imperialistas´´ que quieren culpar a Vladimir Putin hasta de la falta de arroz en Malabo.

Nico: (En tono dramático) ¡Malditos ´´imperialistas´´! Primero nos seducen con sus películas de Hollywood y luego nos abandonan no sin llevarse el 95% de nuestro petroleo. Es como ese amigo que solo aparece cuando hay fiesta, pero cuando lo necesitas de verdad, desaparece no sin desvalijarte antes.

Papo: (Riendo) Tienes razón, Nico. Ahora nos toca sobrevivir con lo que hay, que no es mucho. A ver si el presidente se entera y empieza a repartir arroz.

Nico: (Asintiendo) Sí, porque hasta las promesas están escasas. La única cosa abundante aquí son los discursos de los muchos ´´nuevos políticos´´. Esos sí que no faltan. “El pueblo debe ser fuerte en estos tiempos difíciles.” Pues claro, fuerte y flaco, porque no nos queda de otra.

Papo: (Riéndose) ¡Mira quién habla! Tú que siempre te estás quejando de la panza. Ahora es tu oportunidad de deshacerte de ella sin esfuerzo. Es la dieta del arroz invisible.

Nico: (Con ironía) Sí, sí, y después escribo un libro: “Cómo perder peso en tiempos de escasez: El método Malabo 3.” ¡Un bestseller!

Papo: (Imitando a un conocido locutor de radio) “Sintoniza la 99.9 FM, la estación de la escasez, donde hablamos de todo menos de arroz, porque no hay... señoras y señores es que, si el mundo tuviera culo...”

Nico: (Riendo) ¡¿Eso ni lo digas, eh?! Y que tampoco mencionen la yuca, no sea que le echen el ojo y también se desaparezca. Aunque, a este ritmo, ya ni sé qué esperar. Quizás el próximo anuncio sea que el oxigeno y los ventiladores se han ido de vacaciones en los hospitales y centros de salud.

Papo: (Con tono resignado) O que el agua decidió mudarse a otro país. Pero bueno, Nico, al menos tenemos sentido del humor, porque si no, ya estaríamos comiendo nuestra tristeza.

Nico: (Sonriendo) Eso es lo que nos mantiene vivos, Papo. El día que perdamos la risa, ese día sí que estamos perdidos. Mientras tanto, sigamos buscando el arroz perdido como si fuera un tesoro. Porque en Malabo, amigo mío, todo es posible, incluso lo imposible.

[Los dos amigos se ríen mientras salen de la tienda, sabiendo que aunque la situación es difícil, siempre habrá lugar para el humor. Y quizás, solo quizás, un día el arroz regrese a los estantes. Hasta entonces, seguirán riendo en medio de la crisis, porque, después de todo, es lo único que nadie les puede quitar.]

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